miércoles, 11 de abril de 2012

Hoy...

Hoy cruzaremos miradas. O ayer. ¿acaso fue ayer? ya no sé. Por tu culpa ya no distingo tiempo y espacio: sólo recuerdo tus ojos. Tus ojos, tus ojos. Esos, cafès, como chocolate, los mas hermosos que mi vida ha presenciado, enmarcados en tus perfectas pestañas. Y en tí me ahogo, te sufro. Mi alma se hunde en el hermoso y oscuro abismo de tus ojos. Lo profundo de una mirada se define por los espacios que en ella faltan. Volteas, huyes. Tus cejas negras ríen, me miran. Y comienzo a callarte, a olvidarme, a desearte. Y al calor de tus ojos, arrullarte, velarme. Hablarte. Sentirte. Y más que nada, vivirte. Tal vez fue ayer. Sí, creo que fue ayer. Ayer nos vimos, hoy nos veremos, y te extraño, te extraño, te extraño. Así me pierdo en tus ojos cafes, esos, los que aún no conozco hoy y ya deseo.

Creo que te soñé ayer. O quizá ya lo hago hoy.